Frenillo lingual en el bebé y lactancia materna
El frenillo lingual y la lactancia están estrechamente relacionados. Existen bebés que nacen con un tipo de frenillo sublingual muy corto, lo cual dificulta los movimientos de la lengua. Esto, a su vez, dificulta o evita el agarre al pecho del recién nacido y, en consecuencia, influye en la lactancia materna. Entonces se sustituye el pecho por el biberón y el bebé se alimenta con leches artificiales.
El neonatólogo o el pediatra serán los primeros que se fijarán en el tipo de frenillo lingual y el rango de movimientos de la lengua en el bebé. Por tanto, ellos pueden consultar con el odontopediatra. En otras ocasiones, los papás se dirigen ellos mismos al odontopediatra para evaluación y consejo.
Anquiloglosia y lactancia materna
Anquiloglosia significa literalmente lengua atada o anclada. Cuando existe anquiloglosia, la lengua se encuentra anclada en el suelo de la boca.
El movimiento de la lengua es desde prácticamente ninguno a movimientos de escaso recorrido. Esta circunstancia, impide al bebé realizar los movimientos adecuados con su lengua entre la encía inferior y superior. Ello impide que puedan amamantarse o que lo puedan hacer adecuadamente.
Por lo tanto, si intervenimos de forma adecuada, practicando una frenotomía o frenectomía, el bebé será capaz de realizar los movimientos correctos que le permitirán mamar eficazmente sin comprometer el bienestar de la madre.
Esta limitación por la lengua anclada, puede tener repercusiones directas en el crecimiento y desarrollo del bebé. No todos los bebés tienen porqué experimentar esta dificultad. Aunque es cierto que muchas de las madres que tienen una producción de leche adecuada, presentan en cambio dificultades en su lactancia. Luego descubren que su bebé ha nacido con un frenillo lingual corto que impide que se agarren al pecho y puedan extraer la leche para alimentarse y crecer.
¿Cómo amamantar a un bebé con frenillo corto?
Sin embargo, puede ocurrir que un bebé con frenillo lingual corto puede no manifestar ninguna dificultad para agarrarse, succionar y deglutir la leche rica en lactosa y nutrientes, y que tampoco cause ni dolor ni malestar a su madre.
Una postura que favorece la lactancia es con el bebé estirado a lo largo del brazo de mamá. Entonces coloca la boca bien abierta en el pezón con los labios pegados buscando la alineación. Se produce una alineación oreja hombro cadera que favorece el agarre al pecho de la madre.
En estos casos, si observamos una toma, veremos el mentón tocando el pecho y una movilidad de la lengua, aunque limitada. Sin embargo, esto puede ser suficiente para la lactancia.
Por lo tanto, debemos tener esto en cuenta a la hora de decidir qué hacer. Ver si es necesario intervenir ese frenillo con cirugía, si hay problemas con la lactancia materna o si en realidad, tanto la madre como el bebé están cómodos y lactando correctamente a pesar de existir un frenillo lingual corto.
¿Qué pasa cuando un bebé tiene frenillo?
En primer lugar, aparte de evaluar el frenillo lingual del bebé, se debe observar el agarre y la postura del bebé al mamar, como hemos indicado en el punto anterior.
Si después de todo esto, se decide intervenir, pueden existir varias opciones quirúrgicas.
Algunas involucran el corte de algunas fibras del frenillo sin complicaciones. Esta técnica llamada frenotomía se realiza de manera ambulatoria con una tijera.
En cambio, otras opciones pueden requerir de una atención más especializada por parte del odontopediatra, como la frenectomía donde ya se elimina más tejido y se necesita suturar.
Sin embargo, si la frenectomía se practica con láser, ésta circunstancia evita la necesidad de dar puntos de sutura. En cirugías de tipos de frenillos con mayor complejidad quirúrgica, se necesita ayudar a los niños utilizando algún tipo de sedación.
Es evidente que antes de decidir la técnica más adecuada, hay que evaluar y analizar el frenillo del bebé, además de conocer las preferencias de los papás en cuanto a la forma de abordar el tratamiento.
¿Cómo se cura el frenillo de la lengua?
La cicatrización en este tipo de intervenciones es rápida y más si se practica con láser. Normalmente, las madres suelen notar una succión diferente y menos dolorosa inmediatamente. Para el bebé resulta conveniente mamar inmediatamente después de la intervención.
Sin embargo, se han dado casos en los que los bebés tardan un tiempo en acostumbrarse y volver a aprender a mamar. Incluso, existen otras ocasiones en que la mejoría no resulta tan evidente.
Concluyendo, el frenillo corto en bebés puede causar dificultades en la lactancia y, como consecuencia, otros trastornos. Lo que sin duda resulta necesario es evaluar la existencia de un frenillo corto cuando existen obstáculos en el binomio bebé/madre para la lactancia.
Bibliografía