Un objetivo primordial de cualquier profesional de la salud, como es el caso del Odontopediatra, es evitar o tratar el dolor de un paciente.
En ocasiones, en el niño pequeño, el dolor dental es infravalorado por las familias, que creen que el diente que genera las molestias se trata de un diente temporal, a pesar de que, desde los 6 o 7 años, los pacientes infantiles ya tienen dientes definitivos y éstos pueden ser la causa de un “dolor de muelas”. Por otro lado, algunos adolescentes ocultan o camuflan el dolor a sus familias por miedo a acudir al dentista, provocando que las molestias se incrementen en el tiempo. Por ello, es fundamental que en el momento en el que el niño, adolescente o joven empieza a sentir un dolor, se acuda a la clínica dental pediátrica para descubrir el origen del problema.
El llamado de forma coloquial “dolor de muelas”, o dolor localizado por un paciente en un molar, se puede asociar a diversas causas. Con mayor frecuencia, el origen de este dolor está asociado con una lesión de caries profunda con afectación pulpar (del nervio) que puede tener, o no, una infección sobreañadida. En otras situaciones, las caries interproximales (entre los dientes) que ya han formado una cavidad en las superficies entre los molares primarios pueden dar lugar al acúmulo de comida, lo que conllevará una presión sobre la encía y con ello un dolor frecuente tras la ingesta de alimentos. Otras causas serían el fracaso de tratamientos pulpares previos, la existencia de restauraciones fracturadas o pérdidas y las lesiones periodontales.
El tratamiento de la urgencia se apoyará en el diagnóstico correcto del origen del dolor, que el odontopediatra llevará a cabo a partir de la historia clínica, radiografías y exploraciones complementarias. En ocasiones, se puede realizar un tratamiento provisional, con el objetivo de eliminar la sensibilidad y posteriormente planificar una cita para finalizar el tratamiento. Si existe una infección activa, será prioritario controlarla y aliviar el dolor mediante la creación de un drenaje (si es posible) y la prescripción de antibióticos y antiinflamatorios. En cualquier caso, será labor del dentista de niños o jóvenes identificar el motivo del dolor del paciente y proponer el tratamiento más oportuno para aliviarlo.
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