Avulsión del diente definitivo: ¿Qué es y cómo actuar?
La avulsión de un diente definitivo ocurre cuando un diente se sale completamente fuera de su alveolo.
Ante una situación de esta índole, hay que mantener la calma y debe buscarse el diente avulsionado. Idealmente, éste se sumergirá en suero fisiológico o leche fría. El diente debe recogerse únicamente por la corona evitando tocar la raíz.
Inmediatamente después, diríjanse a la clínica dental de odontopediatría, para reimplantar el diente en su lugar de nuevo.
Sin embargo, en caso de avulsión de un diente de leche, no debe reimplantarse para evitar la afectación del germen del diente definitivo. Saber más en: “Avulsión del diente temporal: ¿qué es y cómo actuar?”
¿Qué es la avulsión de un diente?
La avulsión de un diente definitivo hace referencia a la salida completa de un diente fuera del alveolo. Es decir, en caso de avulsión dental la cavidad donde estaba alojado el diente queda vacía.
Si esto ocurre, debemos reposicionar tan pronto como sea posible el diente en su posición anatómica. Este proceder, facilitará la curación del periodonto y de los tejidos nobles del diente: nervios, arterias y venas. Es necesario mantener la circulación tanto sanguínea, como nerviosa.
Los traumatismos afectan a gran parte de nuestros niños y adolescentes. Sobre todo, cuando están practicando alguna actividad física o deporte. Puede ocurrir en casa, en el colegio o en actividades deportivas extra escolares. En caso de practicarse fuera de casa, colegios o extraescolares, se recomienda el uso de un protector bucal.
¿Qué debemos hacer ante un diente permanente avulsionado?
Una vez producida la avulsión, el éxito vendrá dado por que el diente permanezca fuera de su sitio el menor tiempo posible.
El pronóstico es bueno si el diente es inmediatamente reimplantado, para ello las recomendaciones serán las siguientes:
a) Tomaremos el diente por la parte más externa (la corona) procurando no tocar otras partes (el cuello y la raíz del diente). Lo ponemos entonces bajo agua unos segundos para lavarlo y eliminar la suciedad (partículas, arena) que pueda haber adquirido al entrar en contacto con el suelo.
b) Si el adulto que está presente se siente seguro de sí mismo, sería beneficioso intentar colocar el diente en el espacio vacío en la boca.
Debe estar seguro que lo coloca correctamente y no al revés (delante – atrás).
Entonces dar algo (gasa, pañuelo,…) para que muerda el niño, y pueda mantener el diente en su sitio hasta que llegue a la clínica dental.
c) Sino es factible la reimplantación inmediata, hay que acudir al odontopediatra con celeridad. El diente tendrá que conservarse y transportarse en un medio húmedo que es la manera ideal para mantener más tiempo la vitalidad de las células periodontales.
Líquidos para ello serían suero o leche (mejor desnatada) fría o a temperatura ambiente. En su ausencia traerlo con agua.
Si no hay una fuente de líquido disponible, siendo el tiempo un factor clave, el diente puede ser llevado en la boca del niño o de un adulto que lo acompañe.
Esta última opción tiene el riesgo de que se lo puedan tragar con el nerviosismo y prisas lógicas.
d) Mantener la tranquilidad, independientemente de la opción posible, es muy importante. Es muy fácil que el niño y los padres estén muy nerviosos y preocupados.
Una vez en la consulta, al paciente se le realizarán una serie de pruebas tanto clínicas como radiográficas. A continuación, se procederá a la reimplantación del diente permanente.
¿Cómo reimplantar un diente permanente?
Como ya mencionamos anteriormente, hay que coger el diente por la corona. Nunca más abajo, por el cuello o raíz. Entonces, observar la posición correcta del diente e introducirlo con cuidado y delicadamente, pero sin miedo en el alveolo.
A continuación, colocaremos una férula para estabilizarlo que incluirá el diente reposicionado, y alguno más a su derecha y su izquierda que servirán de anclaje. Se mantendrá la ferulización durante tres semanas. Mantener la férula más tiempo facilita los cuadros de anquilosis y de reabsorciones internas y externas.
Durante este tiempo se pautará dieta blanda. No podrán estirar ni romper alimentos con los dientes reimplantados. Como mínimo un mes con dichas precauciones. Será el odontopediatra quien vaya decidiendo como se va recuperando la normalidad comiendo.
Luego deberemos acudir de manera periódica a revisiones con el odontopediatra para que éste revise el estado de las piezas reimplantadas. Lo ideal es pautar estas citas transcurridos 1, 3, 6 meses y un año desde que ocurrió el traumatismo.
En estas revisiones, el odontólogo verificará la ausencia de movilidad en la pieza dentaria. Este detalle es importante, ya que hay que comprobar que la estabilidad del ligamento periodontal no esté comprometida.
En otras palabras, debe corroborar la plena funcionalidad de la estabilidad del ligamento. Se trata de miles de fibras que van desde el cemento de la raíz del diente hasta el hueso alveolar.
Finalmente, el odontopediatra recomendará a los padres una serie de pautas para facilitar la cicatrización y mantener medidas de higiene oral adecuadas.
Referencias: